Solo sé que yo sé mucho
EL POYETE
Sevilla, 2001. Caballo de carreras de fondo, escritor de distancias cortas. Periodista, bético, sevillano.
Solo sé que yo sé mucho, mucho más que tú, y mucho más que aquel, que además no piensa como yo. El problema del hoy es que somos tan ignorantes que ignoramos nuestra ignorancia, que sobredimensionamos nuestra sapiencia, que confiamos tanto en nuestras certezas de plastidecor que desconfiamos de las de los demás. En esta filosofía imperante no hay puntos de vista, hay puntos de mira. Escopetas cargadas con munición defectuosa. Etiquetas para defender, etiquetas para atacar. Planteamientos menos elaborados que los de Barrio Sésamo que nos hacen sentir como doctores de Harvard. Argumentos con menos chicha que una loncha de pavo que nos sirven para echar la tarde y el año.
El tuit como fuente fiable, el zasca como debate edificante, la viralidad como único objetivo. O conmigo o contra mí, o de los míos o de los otros. Elige tu propia verdad, no pienses en el conocimiento como algo moldeable, piensa en él como una espada, como un arma, como una oportunidad de sentirte respaldado por alguien. No seas exigente con quien te lo da todo masticado, con quien te hacer sentir listo cuando en realidad te trata como a un inculto. No cuestiones lo que llevas dentro, polemiza con lo que tienes enfrente. Repite lo que repiten otros, no te salgas de la fila, no te pongas en la piel de nadie que no comparta tus consignas.
No te informes, querido activista, no cometas la enorme irresponsabilidad de reflexionar. Refresca tu TL, comparte noticias de las que solo te has leído el titular. La mentira es un defecto ajeno, la verdad es patrimonio de los buenos. Y los buenos somos nosotros, camarada, y por lo tanto eres tú, que eres uno de los nuestros. Y si te encuentras con la obcecada verdad, que hay veces que es irrefutable, de que nos hemos equivocado, de que la hemos liado, de que hemos robado, mira hacia los lados y silba. O mejor, pon esa evidencia en cuarentena. O mejor aún, dale la vuelta y ataca, saca la mierda de cuando ellos lo hicieron mal. Enmarañemos todo, olvidemos nuestros errores, no pierdas de vista que eres clave en un objetivo superior, en una empresa heroica y épica que está por encima de lo bueno y de lo malo, de la mentira y de la verdad. Porque sí, compañero, hay veces que hay que obviar el mal y la mentira para custodiar el bien y que prevalezca nuestra verdad, una verdad de la que tú eres parte.
No pares, amigo, no desconectes. Si sales a tomarte unas cañas con colegas dales la turra, peléate si hace falta, haz que te acaben dando la razón para no escucharte. Si ves la Eurocopa, que no se te pase sacarle tu lectura política. Porque sí, porque todo es política, porque tú eres política. Nunca sabes dónde está el enemigo, mantente en guardia y ten cuidado con el aire, con la risa, con el disfrute, con la lectura, con el sol. Ten cuidado con vivir sin yugo, con pensar por ti mismo, con darle demasiadas vueltas a la cabeza. No reniegues de nosotros, porque, aunque no te vayas con ellos, estarás siendo cómplice. Te convertirás en un equidistante, como el Rey por no negarse a firmar la amnistía, como Unai Simón por no querer disfrazarse de Nelson Mandela. Todo es muy grave, excepcionalmente grave. Y yo solo sé que tú sabes mucho.
Pd: Este que escribe se declara oficialmente equidistante. Ante tanta basura sectaria me parece la única postura respetable, la verdaderamente revolucionaria. Quiero líderes tranquilos, aburridos, que no levanten la voz, que vistan en traje y gobiernen para todos. Mientras eso no llegue, mi consejo es que salgan de Twitter. Es lo más sano.
