
QUIERO CURARTE
Médico de pueblo. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Médico Ilustre del Real e Ilustre Colegio Oficial de Médicos de la provincia de Sevilla.
Autor del Blog: www.medicorural.es
«La fe no es pasividad o resignación, sino una fuerza activa que nos impulsa a buscar siempre la verdad y la justicia».
Paul Tillich
Durante la reciente Eurocopa de fútbol, un periodista le preguntó al seleccionador nacional, Luis de la Fuente, sobre sus creencias religiosas. De la Fuente, entre otras cosas, contestó que creer en Dios le aportaba mucha seguridad y fortaleza. Esta declaración me llevó a reflexionar sobre el papel de la religión en la salud de las personas.
La religiosidad es un fenómeno profundamente arraigado en el ser humano, independientemente de la época o la cultura. Se ha afirmado que la predisposición a la fe religiosa es una de las fuerzas más poderosas y complejas de la mente humana. Históricamente, la religión ha estado vinculada con la salud. Durante los primeros milenios de la humanidad, en las culturas tribales, los chamanes o sacerdotes, considerados poseedores de poderes sobrenaturales, eran los encargados de cuidar la salud de sus comunidades al estar conectados con los dioses.
En el ámbito de la salud, la relación entre fe y bienestar ha sido objeto de análisis durante siglos. William Osler, padre de la medicina científica occidental, reconoció el papel positivo de la fe en la práctica médica, mientras que Hipócrates de Cos ya había señalado antes la influencia de los factores psíquicos en la salud, pudiendo afectar al cuerpo y al alma.
Estudios actuales avalan la correlación entre las creencias religiosas y una mejor salud. La religión, al promover comportamientos saludables, fortalecer el apoyo social y brindar estabilidad psicológica, incluso otras influencias sobrenaturales no comprendidas por la ciencia, puede contribuir a reducir la incidencia de enfermedades y aumentar la esperanza de vida. También es verdad que podría influir de manera negativa en caso de existir autorreferencias de culpa o castigo.
La religión tiene el beneficio de empoderar al individuo conectándolo con una comunidad y una fuerza superior, proporcionando estabilidad psicológica y un mejor abordaje del malestar y la enfermedad. Aunque es evidente que la religión no siempre aporta bienestar, podría servir como un factor protector más, dentro del proceso salud-enfermedad. En general, según diferentes estudios, la participación en prácticas religiosas se correlaciona con un descenso en enfermedades y mortalidad.
Parece existir probada evidencia del papel positivo que la práctica religiosa o espiritual puede desempeñar como factor promotor de salud y bienestar y se podría asociar a un aumento de hasta siete años en la expectativa de vida. La fe, lejos de ser una mera creencia pasiva, se convierte en una poderosa herramienta para la salud al ofrecer una sensación de seguridad y fortaleza, empoderando al individuo para enfrentarse al malestar y la enfermedad, facilitando así el proceso de recuperación y bienestar.
Asimismo, la espiritualidad puede ser un recurso valioso para el cuidado de la salud, tanto para pacientes como para profesionales. Abordar la salud de manera integral, incluyendo la dimensión espiritual, nos permite brindar una atención más completa y humana a nuestros pacientes.
Los profesionales de la medicina deberíamos, por ello, identificar la religión de nuestros pacientes, al igual que lo hacemos con la edad, el género, la ocupación, la escolaridad y otros determinantes sociales entre los datos de filiación de cada persona al inicio de la historia clínica y esta debe ser tenida en cuenta, ya que, como los restantes, puede condicionar el estilo y la esperanza de vida.
Como médico, debo reconocer y valorar esta dimensión en el cuidado integral de mis pacientes ya que la ciencia y la fe no tienen por qué estar en conflicto; más bien, pueden complementarse para proporcionar una atención más holística y efectiva a los pacientes que necesitan ayuda médica.

QUIERO CURARTE
Médico de pueblo. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Médico Ilustre del Real e Ilustre Colegio Oficial de Médicos de la provincia de Sevilla.
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