¿Estudió Cervantes en Osuna? Una matrícula abre el debate sobre los últimos años del autor del Quijote
- El hallazgo de una matrícula a nombre del escritor abre nuevas preguntas sobre su biografía y su obra

La aparición de una matrícula de Miguel de Cervantes en la Universidad de Osuna, datada en 1613, ha desatado un nuevo debate en el mundo cervantino. El documento, descubierto en el Archivo Municipal de Osuna se trata de una inscripción en el libro de matrículas del curso 1613-1614, donde figura el nombre de Miguel de Cervantes Saavedra como estudiante de Leyes a los 66 años.
Fernando Herrera Hume, abogado e investigador sevillano, es uno de los responsables del hallazgo y defiende la importancia del descubrimiento: “Hemos querido poner en conocimiento del público especializado y del general este hallazgo, conscientes de la relevancia que tiene no solo para el mundo cervantino, sino también para Osuna, Sevilla y Andalucía”.
Herrera reconoce que la noticia ha causado sorpresa al ser un hallazgo significativo: “Comprendemos que esta noticia pueda causar sorpresa y suscite un debate interesante sobre los múltiples interrogantes que abre“.
Ante las dudas que ha generado la aparición del documento, Herrera sostiene que “tras un primer momento de cautela, analizamos diversos elementos que nos permiten afirmar que no se trata de una falsificación”. Para ello, divide su argumentación en dos planos: el biográfico-literario y el documental.
Desde el punto de vista biográfico, señala que el dato “no contradice su biografía conocida, sino que la enriquece”. Cita al biógrafo José Manuel Lucía Megías, quien ha destacado “la enorme vitalidad de Cervantes en sus últimos años“, reflejada en su intensa actividad literaria. En ese contexto, “que esa vitalidad se manifestara también en la voluntad de seguir aprendiendo es algo que armoniza naturalmente con su perfil”.
También destaca un detalle significativo: “La aparición de dos personajes titulados en la Universidad de Osuna en la segunda parte del Quijote (1615) —apenas año y medio después de la matrícula— no parece casual”. Recuerda que este punto ya fue señalado por Francisco Rodríguez Marín, quien dedicó años a buscar pruebas de una posible relación entre Cervantes y Osuna. “Desestimar esta coincidencia como irrelevante carecería de base lógica”, afirma.
En cuanto al análisis preliminar del documento, Herrera señala que “el asiento de matrícula no se encuentra al final de una página ni en un espacio sospechoso de haber sido añadido posteriormente, sino entre dos entradas ordinarias”. El libro está foliado de forma correlativa y no hay páginas ausentes, lo que refuerza su autenticidad. “Para que fuera una falsificación posterior, habría que asumir que toda la página, e incluso varias, fueron falsificadas, lo que resulta inverosímil”.

La posibilidad de una matrícula a distancia
También plantea la hipótesis de que Cervantes solicitara la matrícula a distancia, mientras residía en Madrid. En ese caso, “Antonio de Montiel, secretario de la Universidad de Osuna, podría haber inscrito su nombre siguiendo la fórmula habitual de las matrículas presenciales, sin transcribir literalmente la posible carta o poder recibido”. Recuerda que la ortografía del siglo XVII era flexible y que el libro de matrículas contenía solo los datos esenciales. Además, añade: “Montiel era sacerdote: participar en una falsificación de esta naturaleza no solo habría sido un acto gravemente ilícito, sino también un riesgo para su reputación y carrera eclesiástica”.
Paco Ledesma, archivero del Archivo Municipal de Osuna, confirma que el documento fue localizado en una plataforma digital de genealogía donde se encuentra parte del fondo de la antigua Universidad. “El escrito es de la época, es del año en que se dice y aparece ahí escrito así en el documento. No parece que haya una falsificación“, asegura. Sin embargo, reconoce que la firma plantea dudas: “Lo que hay es siempre más dudas. Y eso es un mínimo cotejo de firmas indudables de Cervantes y la firma que hay ahí. Se tiene la impresión de que no es personal la firma, como si no lo hubiera hecho él. Es una impresión”.
Ledesma recuerda que en el siglo XVII no existían las cautelas administrativas actuales y que las universidades menores, como la de Osuna, “no hacían tantos remilgos a la hora de aceptar cosas”. Lo que más le sorprende es la edad del escritor en el momento de la supuesta matrícula: “Un hombre de 60 y tantos años empezando a estudiar la carrera…”. Añade que, por entonces, Cervantes estaba con la publicación de las ‘Novelas ejemplares’ (1613) y próximo al lanzamiento de la segunda parte del Quijote. Además, recuerda que “estudiar Leyes significa, como poco, para tener el grado de bachiller —que Cervantes no lo tenía”.
Sobre la rúbrica, insiste: “Pones la firma de Cervantes y coges el documento de la matrícula, y los pones uno al lado del otro, y verás que hay muchas diferencias. Se puede decir que, como ya estaba mayor, igual que no veía bien o le temblaba la mano… pero no es solo eso. Es también que hay letras que son diferentes. Entonces, son sospechas que están ahí”.
A pesar de las dudas, Ledesma concluye con un dato claro: “Objetivamente, alguien se matriculó en la Universidad de Osuna con el nombre de Miguel de Cervantes. Eso está ahí”.
José Cabello, archivero e historiador en La Puebla de Cazalla, aporta antecedentes que confirman la presencia de Cervantes en la comarca. “Se constató su paso por Osuna el 11 de marzo de 1593 como comisario real de abastos”, explica. El documento está conservado en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla.
En cuanto a la matrícula de 1613, Cabello coincide en que debe ser analizada con prudencia. “Hay mucha similitud entre la supuesta firma de Cervantes y la caligrafía del secretario Montiel. Solo un análisis caligráfico exhaustivo podría despejar la duda sobre su autoría”, advierte.
No descarta que Cervantes recurriera a la Universidad de Osuna “para acreditar méritos o ampliar currículo”, incluso sin desplazarse desde Madrid. “Si fue matriculado en su nombre por el secretario, este pudo firmar en su lugar, con una firma distinta a las conocidas”, señala.
¿Una pieza más del puzle cervantino?
Más allá del debate sobre la firma, los tres especialistas coinciden en que el hallazgo no contradice la biografía ni la obra de Cervantes. “La complementa”, sostiene Fernando Herrera. Esta posible matrícula se ajusta a la imagen de un autor vital, activo y en plena creación literaria en los últimos años de su vida.
El documento ha devuelto a Osuna al mapa de los estudios cervantinos. El debate está abierto. Y, como ocurre tantas veces con Cervantes, las certezas conviven con el misterio.
