Dos centímetros
EL POYETE
Sevilla, 2001. Caballo de carreras de fondo, escritor de distancias cortas. Periodista, bético, sevillano.
El mundo está en peligro y hay quien quiere seguir haciendo el cafre. Han atentado contra Trump y parece que han asesinado a dos asistentes al mitin que el expresidente y candidato a La Casa Blanca estaba dando en Pensilvania. Apuntaban a su cabeza, pero el proyectil le ha rozado la oreja. Se habla de dos centímetros, esa es la distancia que nos ha separado del caos total, del desbocamiento de esa bestia salvaje que se está atiborrando de irresponsabilidades: el enfrentamiento.
Uno ya no sabe a qué atenerse, qué pensar. La paz está tambaleándose, y veo a la gente que vive en paz con ganas de guerra. No sé si se paran a pensar en las consecuencias, no sé si sopesan que esa constante pugna entre dogmas nos puede traer a la devastación a la puerta de nuestras casas. Escucho y leo a personas que parecen seguras de que esto es un videojuego, algo lejano, que sueltan mensajes como si estuvieran en una pasarela sobre la que lucir la propaganda de su dealer de cabecera.
Creo que no hay que ser un experto en geopolítica para intuir que el panorama mundial es una olla a presión, una bolsa de palomitas en los primeros segundos de microondas. El tiempo corre en contra, y no veo a nadie trabajar en cortar el cable que desactive la bomba. Se están peleando por el color. Por el modelo. Por la forma. Todas las manos están llenas de pólvora. Si explota, no habrá más peleítas de privilegiados que se enfrascan en las comas de lo nimio, si explota miraremos hacia atrás y nos daremos cuenta de que las estupideces que hoy nos ocupan no eran más que antídotos contra el aburrimiento de no saber vivir plenamente felices.
El ser humano es un animal idiota, dispuesto a caer en un abismo sin vuelta atrás, a desenterrar demonios del pasado, a repetir la historia, que ya no sé si es que no se estudia o que la peña la lee como si fuera un cómic de ficción. El ser humano se arrodilla a líderes cada vez más estrambóticos e irresponsables, se abona a tesis conspiranoicas, camina absorto mirando a una pantalla que le fríe el cerebro, que le satura de información que ya no sabe ni procesar ni cribar. El sectarismo es la otra pandemia, la que nos ha puesto la mira encima desde el tejado de la azotea del futuro. El puntero láser es de un rojo de alarma. Un rojo sangre.
Todo es ‘Urgente’, todo es ‘Última hora’. Vivimos es un constante principio de apocalipsis. El siglo XXI va camino de descarriarse, de tirar por la borda dos décadas que pueden quedarse como un bonito recuerdo. Hoy juega Alcaraz la Final de Wimbledon y juega España la Final de la Eurocopa. Hoy nos reuniremos con gente que queremos para disfrutar de esos momentos en los que uno se da cuenta de que la felicidad plena es un motivo más que suficiente para desistir de simulacros, poses y golpes en el pecho.
Dos centímetros. A dos centímetros de ser otra historia completamente distinta. La bala le ha pasado a Trump silbándole la oreja. Para mí es una metáfora, un aviso de la fortuna, un toque de atención de la providencia que nos dice: a ver si os enteráis.
